Seguidores

martes, 6 de enero de 2015



La emprendedora paisa con down que genera oportunidades

Sara María Tejada, actriz y patinadora, comercializa productos hechos por personas con discapacidad.


 
Sara María Tejada es un una empresaria con síndrome de down que se ha convertido en ejemplo para personas con discapacidad.
Foto: Archivo Particular
Sara María Tejada es un una empresaria con síndrome de down que se ha convertido en ejemplo para personas con discapacidad.
“TQM Papelería es mi proyecto personal, es para conseguir una oportunidad laboral, para mí y otras personas con discapacidad intelectual, pero que tienen habilidades manuales, para que, a través de su trabajo, se sientan personas útiles para ellos mismos, sus familias y la sociedad”.

Con esas inspiradoras palabras, de pie, mirando al auditorio y haciendo fuerza para que su voz salga lo más fluida posible, sin mucho balbuceo, Sara María Tejada Jaramillo le narra a un grupo de médicos y enfermeras del Hospital San Vicente Fundación, lo que ha logrado desde que gerencia de la microempresa que ella creó hace dos años.

Tiene 27 años y un síndrome de down que no ha sido impedimento para sacar adelante su proyecto de vida.

En su casa, ubicada en Belén Aliadas (suroccidente de Medellín), tiene un local donde comercializa y direcciona la distribución de las artesanías que elaboran cerca de 300 personas en situación de discapacidad de Medellín y municipios cercanos y de Bogotá.

“Sara estuvo en un programa vocacional que dirigíamos. Luego la acompañamos con un perfil laboral en un restaurante y después la familia quiso que tuviera una opción laboral empresarial independiente. Nuestros chicos elaboran portavasos, portachapas, portasuiches, llaveros, portacalientes y canastas con material reciclable y TQM los comercializa”, afirma Yasneidy Herrera, directora de la Fundación Diversidad.

En las mañanas Sara y su mamá, Ana María Jaramillo, limpian las vitrinas y mesas donde exhiben desde camisetas, individuales, cosmetiquitas, bolsas de regalo, collares, muñecos, pulseras y comestibles, hasta tapetes elaborados en ‘tripa’ de pollo. En la web tienen una muestra de todos los productos y los enlaces a las páginas en redes sociales de las instituciones sin ánimo de lucro que respaldan su iniciativa.

“Para poder graduarme como bachiller tuve que alfabetizar en actividades de música y pintura... Los sábados iban unos niños especiales, muy necios, y tenía que tener mucha paciencia... para no enloquecerme”, cuenta Sara en medio de risas.

A sus interlocutores les pide paciencia cuando “no llegan las palabras y se... quedan en la punta de la lengua”, pues eso lo genera la angustia y el temor.

Por estos días está de vacaciones con sus padres en Bogotá, en casa de una tía.  En esa ciudad conoció a otra down, María Reyes, que la enamoró con su mermelada, y ahora hace parte del portafolio de servicios de TQM, que inicialmente abrió con apoyo de un tío, solo para vender productos de papelería.

“En Colombia son muy escasas las oportunidades laborales para las personas con discapacidad intelectual. Cuando Sara se graduó un tío le abrió su propio negocio, pero después nos dieron la idea de generar, desde allí, alternativas para más personas que por su limitación son excluidas de la vida productiva”, afirma Ana María, madre y asistente de Sara.

Los fines de semana la joven deja su rol de administradora y pasa a ser empleada. Trabaja en una pizzería, en la que organiza cubiertos, dobla servilletas y atiende al público. A parte de eso, hace 10 años es una de las actrices de Teatro El Grupo, una compañía artística inclusiva integrada por personas con síndrome de down. Gracias a este colectivo conoce varias ciudades del país.

En la obra El juicio de París, por ejemplo, representa a la diosa Hera, la reina de los dioses griegos, y en Romeo y Julieta, hace el papel de una de las siete ‘julietas’ de la adaptación hecha por Beatriz Duque, profesora de la Universidad de Antioquia y directora de El Grupo.
Cuando Ana María ve a su hija actuando, en su pequeña empresa o exponiendo su experiencia de vida, dice que valió la pena acompañar a Sara desde muy pequeña, pese a que en la calle le decían que no sería útil.

Pronto aprendió a valerse por sí misma y entre los 6 y 9 años aprendió a leer y escribir. También desarrollo capacidades aritméticas básicas y manipula cualquier aparato tecnológico.

“Al principio fue difícil. Sentimos tristeza y pensamos que se nos había cerrado el mundo. Buscamos todas las alternativas posibles, en grupos de apoyo, deportivos y pedagógicos –recuerda su madre–. En el bachillerato tuvo flexibilización curricular. Le enseñaron cosas que le eran útiles y con una metodología vivencial”.

Ahora el reto de Sara es visitar este año todas las empresas posibles, primero para que conozcan su portafolio de servicios o para que le permitan exhibirlos entre el personal.
Dice que también aprovechara estas visitas para decirles a los empresarios que ellos son importantes para conseguir la paz.

ÓSCAR ANDRÉS SÁNCHEZ A.
Redactor EL TIEMPO
Medellín
Tomado de http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/la-emprendedora-paisa-con-down-que-genera-oportunidades-/15054160

TQM Creativo