BALANCE DE TRES DÉCADAS
En enero pasado Sara cumplió 30
años de estar compartiendo con nosotros su existencia.
Han sido años de experiencias
increíbles y resultados inimaginables desde que nos confirmaron su diagnóstico
de Síndrome Down. Hemos pasado de trabajar con ella todos los días haciéndole ejercicios de
terapia física para que se sentara sola, caminara y bailar, luego para que se
le entendieran sus pocas palabras iniciales (y ahora le tenemos que decir que
no hable tanto), acompañándola en sus diferentes etapas de aprendizaje, desde
la guardería, el colegio, y aceptar el reto personal y familiar de alcanzar los
logros como primer bachiller académica, con flexibilización curricular, en
2007, del colegio Alcaravanes.
Todo estos años de trabajo
interdisciplinario, con terapistas físicas y de lenguaje, profes de natación y
patinaje y una cantidad considerable de maestros de diversas disciplinas
académicas, habían permitido llegar a un hito que con toda seguridad no estaba
previsto ni para los profesores, ni para Sara y mucho menos para nosotros sus
padres.
Llegamos entonces a una situación
en que teníamos que buscar una actividad para Sara que llenara los espacios que
tenía libres fuera de sus ensayos y funciones de teatro y de su jornada como
aprendiz de camarera en La Pastizeria de nuestro amigo Uriel Ruiz (Q.E.P.D).
Surgió entonces TQM Papelería, a
la que inicialmente le pusimos todo el empeño y Sara se adaptó fácilmente a su
horario de trabajo, pero en la que se aburría por la falta de contacto con otras
personas que requirieran de los productos que allí ofrecía.
Y fue entonces cuando arrancamos
con nuestro proyecto de emprendimiento social con TQM Creativo, que también ha
estado lleno de experiencias y nuevos conocimientos que hemos venido aplicando
durante estos años de gestión y que nos ha exigido grandes esfuerzos a todos
nosotros incluyendo a Sara.
Para complementar con creces esta
experiencia de vida, hace catorce meses se volvió realidad un sueño que yo como
papá de Sara tenía desde que me empecé a imaginar cómo sería la vida de mi hija
cuando fuera “grande”. Sara empezó a formar parte de una gran empresa como es
Compañía de Empaques, en donde trabaja en el archivo y acompaña a su presidente
Pedro Miquel Estrada Londoño en diferentes tipos de reuniones.
Yo me la había imaginado en una
empresa pequeña, desempeñándose en una actividad rutinaria de bajo perfil y
contenta por estar ocupada todo el día como el papá. Pero ahora que la veo que
se levanta con tiempo suficiente para dejar sus cosas en orden y se coloca con
cuidado la ropa que dejó preparada desde la noche anterior con sus accesorios
que combina, prepara su lonchera para la media mañana y sale toda pavoneada con
su sombrero acosando a su mamá porque va a “llegar tarde a mi labor”, me
embarga una gran emoción al sentirme el papá más orgulloso del mundo.
Esperamos seguir viviendo nuevas
y grandes experiencias con nuestra hija y que sus logros y sueños motiven a
otras personas en situación de discapacidad, a seguir adelante en su empeño por
ser cada día mejores en lo que les gusta, con el apoyo de sus familias y amigos
para quienes son lo más importante de sus existencias.
VICTOR HUGO TEJADA ARENAS