Un día paseando por un centro comercial con mi hija, se acercó una
señora y me dijo: “Que dicha para usted que va a tener una niña para toda la
vida”. Por cortesía le di las gracias pero pensé para mí que ese no era mi
deseo para el futuro de Sara.
Con el paso del tiempo, Sara empezó a manifestar que quería vivir
independiente, que no le gustaba que la gente le dijera “niña”, porque ya tenía
más de 18 años, ya había salido sola varias veces con el grupo de teatro a
diferentes ciudades de Colombia y al exterior.
Recuerdo que cuando nos reunimos los padres de los jóvenes del grupo de
teatro luego de su viaje a Chile, llegaron asustados de la cantidad de jóvenes
con Síndrome Down que habían en Viña del Mar (llegaron a un congreso nacional
de Síndrome Down), pero lo que más los impactó era que a la mayoría de esos
muchachos los cogieran de la mano para caminar por la calle y hasta les dieran
la comida. Sara contó que “regañó” a una
mamá chilena porque no había sido capaz de enseñarle a comer solo a su hijo que
ya estaba grande.
En otra ocasión el director de teatro Farley Velásquez (Q.E.P.D) los
invitó a una taberna a tomar una cerveza luego de una función de teatro. El
encargado del establecimiento le comentó que no estaba permitido vender bebidas
alcohólicas a menores de edad y fue entonces cuando Sara Tejada, Paulina Zapata
y demás integrantes del grupo, sacaron sus cédulas y se sintieron orgullosas
porque ya eran “mayores de edad”
Para la mayoría de la gente es común que a estas personas las sigan
tratando como niños, independiente de la edad y para rematar casi siempre les
dicen el nombre en diminutivo, “Carlitos”, “Susanita”, “Claudita”, etc.
En estos días recibí una noticia en la que anunciaban que próximamente
exhibirán una película chilena llamada “los niños”, que habla sobre las
personas con Síndrome Down mayores de 40 y su cotidianidad, filmada en Chile. Viendo los adelantos y comentarios acerca de
esta película, podemos concluir que vivimos situaciones comunes con las
personas con esta discapacidad intelectual. Que independiente de su edad
conservan los sueños de tener un trabajo, casarse, tener una pareja permanente,
vivir independientes y que la ausencia de sus padres los afecta
considerablemente. No es esta una situación similar a la que vivimos nosotros
“los normales”?
Entonces qué hacer ante esto? Pues nuestra posición como padres de Sara,
es que ella afronte como adulta las diferentes situaciones conflictivas que se
le presentan en su vida, que nuestro consejo y apoyo seguirá siendo
incondicional como hasta hora. Solo ella será capaz de enseñarnos hasta dónde
puede llegar en su desarrollo personal integro con logros y fracasos, alegrías
y tristezas, amores y desilusiones, al fin y al cabo ya no es UNA NIÑA.
Cuál es tu opinión al respecto?
VICTOR
HUGO TEJADA ARENAS