VIAJANDO TAMBIÉN SE
APRENDE
Por estos días que estábamos organizando nuestro próximo
viaje de vacaciones, nos encontramos con un texto que hablaba de nuestro viaje
a Suramérica en el año 2007.
“Plan de trabajo viajero”, fue el título que le dio la
profesora Margarita Galeano, que era la profesora del grupo de Sara en ese año,
cuando ella cursaba el grado 11.
Su
propósito era “fortalecer el proceso formativo de la estudiante Sara María
Tejada Jaramillo, a través de actividades de observación y recolección de
información en su viaje por Sudamérica, teniendo en cuenta el aprovechamiento
de la experiencia como un elemento fundamental de su proceso de aprendizaje”.
En las diferentes
partes del documento, se nos pedía que apoyáramos a Sara a llevar un diario de
todos los aprendizajes que cada día de viaje se podían observar, en temas tan
variados como:
La química y la
física aplicada a los diferentes menús de comida que probamos.
En el area de matematicas, que hiciera las sumas
de las distancias recorridas entre los diferentes destinos, que se incluían en
este tour.
Para educación
física nos fuimos a conocer el estadio de La Bombonera y en su museo leímos la
historia del Boca Juniors. Allí se dio cuenta que varios jugadores colombianos
han jugado en ese prestigioso equipo argentino.
Ana Maria y Sara en el cruce de lagos
La actividad que más disfrutó Sara fue escuchar los diferentes tipos de
música no solo de los 3 países visitados (Chile, Argentina y Brasil), sino de
la que colocaban los otros miembros de los grupos de turistas que conocimos
(franceses, alemanes, ingleses) y darse cuenta que este lenguaje se vuelve
universal, cuando todos sabían las canciones de Shakira o Juanes, que ella
guardaba en su MP3, que orgullosamente prestaba para que todos pudieran
escuchar.
El reto que más
disfruté fue el de practicar inglés en el barco “mochilero” que escogimos para
conocer, luego de navegar 3 días, la hermosa Patagonia chilena. En el viajaban
un ciento de turistas de diversas nacionalidades, pero los únicos de habla
hispana como lengua materna éramos el personal de la tripulación y nosotros tres.
La anécdota más
simpática en este viaje en barco, fue que dentro de los pasajeros había un
muchacho muy buen mozo y el más sociable con todos los grupos de pasajeros. Era
escocés y a pesar del intenso frío, se mantenía de camiseta, bermudas y
sandalias. Siempre caballeroso en el saludo, les llamó mucho la atención a Sara
y Ana María. Un día se les soltó un piropo luego de pasar a nuestro lado y le
dijeron “qué tarrao”, pero él siguió de largo, parecía que no había entendido.
Sin embargo al rato volvió a pasar y en un español muy pausado les preguntó:
“Qué quisieron decir con la palabra “tarrao” que no la encuentro en mi
diccionario”. Ellas se pusieron de todos los colores y sonriendo le dije “you
are handsome”, a lo que él respondió con una sonrisa que las dejó igual de
paralizadas.
VICTOR HUGO TEJADA ARENAS
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