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jueves, 9 de septiembre de 2021

 

MI ABUELA ME ENSEÑÓ…

 

La función principal de un abuel@ es acompañar a los nietos en su proceso de crecimiento y desarrollo para que logren la construcción de autoestima, creatividad, autonomía, solidaridad, salud y felicidad.

Hace un año, murió la abuelita Yolanda, y a pesar de que venía, con problemas de salud, es una situación que nos ha marcado la vida a todos, ella estuvo presente en su vida; cada día de su existencia. Ella desde el día que empezamos las diferentes terapias, fue el apoyo incondicional y la persona que nos acompañó todo el tiempo, aprendiendo, y recorriendo el camino con nosotros para lograr un buen desarrollo para Sara.

La abuelita Yolanda, estuvo con ella desde siempre, cuando estaba bebe y pequeña, ella con sus conocimientos de mamá y maestra, se dedicó en cuerpo y alma a Sara, para lograr un buen proceso, en todas las áreas de aprendizaje.

La abuelita Yolanda, se reía de todos los aportes que nos parecían chistosos, también sufría, con sus problemas de salud, nos orientaba como padres, en lo que creía que debíamos hacer para el manejo adecuado de Sara. En pocas palabras: SIEMPRE ESTUVO CON ELLA.

Por todo esto, el amor que Sara, tiene por su abuelita, es muy grande.

 


Sara, por su personalidad, llora poco, y así fue el día de la muerte de su abuelita, pero ella cree de todo corazón, que está en el cielo. A partir de ese día, tiene una foto de ella en su habitación y en cada momento del día que le queda fácil, le habla y le cuenta sus cosas, le pide consuelo, le cuenta los problemas de la casa, pero sobretodo le dice que la extraña mucho y que quisiera que estuvieran juntas de nuevo.

Las cenizas de mi mamá estuvieron en mi casa unos días, Sara y nosotros rezábamos diario por su eterno descanso. Esta situación no le generó a ella sentimientos inadecuados, al contrario, todos los días la saludábamos y nos despedíamos de ella.  Cuando llegó mi hermana a Medellín, Sara le entregó palabras muy significativas relacionadas con la muerte y de todo corazón creo que llegaron a su alma.

Nosotros como familia, hemos tratado lo mejor posible los diferentes duelos que hemos tenido a lo largo de nuestras vidas.  No estamos de acuerdo en esconderle a Sara, las dificultades propias de la vida. Tanto es así, que le contamos a Sara, todo lo que nos sucede, obviamente, tomando en cuenta su capacidad de análisis y comprensión. Por eso cuando llegó este duelo, ella ya conocía que estaba enferma, que podría morir y entendió poco a poco, que la muerte es irreversible, que no volvería a ver físicamente a su abuela, como le sucede a todo el mundo.

Como Sara es una persona tan textual, procuramos que la información que le suministramos acerca de la muerte sea real y fácil de digerir.  Debe entender y saber que la persona que se muere no vuelve a esta dimensión nunca y por tanto, no la abrazáremos, ni la besaremos nunca más.

Para Sara, fue difícil entender porque Dios, dejo morir a su abuelita, sabiendo que era buena y que  la necesitábamos, que queríamos estar con ella para que nos hiciera reír como siempre.  Le pregunté como lo logró y su respuesta fue “yo vivo cada día sin afán”.

Como familia, siempre hemos conversado el tema de la muerte, no solo de mi mamá, sino de todas las personas que vinieron después por el asunto de la pandemia mundial.  Todos expresamos nuestros sentimientos a este respecto, no solo con palabras, vemos películas relacionadas con el tema, oramos, y vivimos.

Hasta el momento, no hemos experimentado cambios significativos en su compartimiento, sabemos que los procesos de duelo también se pueden presentar más adelante.   Tenemos que tener claro que, para las personas con discapacidad intelectual, la pérdida existe, el duelo existe y que, aunque para el resto pasen desapercibidos, estas personas sufren y deben elaborar el duelo de la mejor manera y salir fortalecidas de la experiencia.

Este proceso de duelo en Sara se fue llevando desde dos años antes, cuando su abuelita se fue enfermando, logrando de este modo “una mejor asimilación” de la muerte por parte de ella, pero si su causa hubiera sido por un accidente fatal, un infarto o algo parecido, hubiera sido más difícil de asimilar.

El sistema de apoyo con que cuenta Sara es poco y sus amigos son superficiales, tienen poca relación personal, es solo en los ámbitos que ella maneja.

Buscamos actividades que le guste realizar, así mismo fomentamos las relaciones con sus amigos del teatro, de su actividad con los estudiantes de Bogotá, y demás.

A veces, se presentan días esporádicos en que expresa con llanto o con palabras, la tristeza por la muerte de su abuelita y también expresa que a menudo, se le aparece en sueños y le dice cosas, como por ejemplo que hacer al respecto de una situación que pasa con ella o su familia.

Al final debemos estar revisando que se haga bien el duelo, mirar sus manifestaciones, comentarios y su diario vivir.  Debemos hablar acerca de lo que hemos aprendido de la situación y cómo podemos mejorar nuestras vidas.  Además, debemos afrontar que la muerte es algo natural y que le pasa a todo el que esté vivo. Lo importante, es que hacer cuando esto nos suceda.

No debemos evitar que la persona con discapacidad exprese sus sentimientos al respecto, puede quedarse en cama, llorar demasiado, no hablar, entre otros.  Pero si debemos estar presentes y si es del caso, buscar ayuda.

 

ANA MARIA JARAMILLO ARANGO



 

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